La justicia no tiene memoria

26/10/2008

Dos familiares narran el fracaso de sus reclamaciones durante la dictadura y en democracia.

Las familias de las víctimas de la peor barbarie franquista ya han visto la espalda de la justiciaLa iniciativa del juez Baltasar Garzón no es la primera que pretende investigar y juzgar una desaparición forzosa a manos de los partidarios del golpe del 17 de julio de 1936. Apenas tres años después de acabar la guerra, el juzgado de Ferrol, juzgó la muerte de cuatro miembros de una familia de As Pontes (A Coruña). En los años 80, el Ministerio de Justicia respondió al hijo de un fusilado en la cárcel de Guadalajara que la ley de Amnistíaya había perdonado a los verdugos de su padre.

El crimen de As Barosas fue muy sonado en la comarca de As Pontes. El 22 de agosto de 1936, un grupo de falangistas irrumpió en la casa de la familia Ramos Ferreiro. El padre, Manuel, era el teniente alcalde de la localidad y miembro del Partido Agrario. Los pistoleros entraron con intención de acabar con toda la familia y casi lo consiguieron. Una de las hijas, que tenía entonces 31 años, consiguió huir de la casa sólo con un disparo en la mano. Permaneció un mes oculta en el bosque hasta que fue rescatada por un cura de Somozas. Más tarde se reunió con su hermano mayor que se salvó porque vivía fuera del hogar familiar. El único nieto de la familia también sobrevivió escondido en un baúl de la casa.

Finalizada la guerra, los hijos supervivientes de la sangría, desafiaron al nuevo régimen denunciando a los verdugos de su familia en el juzgado de Ferrol ya Del Caudillo. La causa por homicidio llegó a ser tenida en cuenta por el juez instructor, el capitán de Infantería Francisco Antolínez Merino. Y lo que es mejor, el cabecilla de los falangistas, Narciso Corral, estuvo en prisión preventiva. No llegó a pasar un mes tras los barrotes donde alegó todos los cargos que había ocupado en Falange Española. El juez militar consideró justa la muerte de la familia porque se resistieron a su detención por “desafectos al Glorios Movimiento Nacional”.
Contar la verdad algún día
Siete décadas después, el nieto que sobrevivió escondido en un baúl de trigo, pudo ver la exhumación de la fosa de su padre, madre y hermanos. Los recuerdos del crimen los relata Antonio Castro, nieto de un amigo íntimo del padre asesinado que viendo lo que le iba a ocurrir le pidió que contara algún día la verdad.

El esperpéntico juicio al falangista Narciso Corral no ha sido anulado por la justicia actual. Numerosos familiares de víctimas han acudido a las instituciones para pedir revisiones. Es el caso de Ángel Jiménez, de 81 años. Siendo un niño de 11 vio por última vez a su padre en la cárcel de Guadalajara. Siempre ha recordado las últimas palabras que le dijo: “De aquí no voy a salir. Tu padre ha sido un hombre de bien. Defiende el buen nombre de la familia”.

En plena democracia, Jiménez esperaba lavar el nombre de su padre detenido en Alicante al tratar de alcanzar el exilio. Ha escrito a todos los ministros de Defensa y Justicia. La única respuesta recibida es que la Amnistía dictada en 1977 es el borrón al pasado. Sólo quiere que alguien le dé un papel que diga que su padre era inocente.

Fuente: publico.es