El libro, “ Decidme cómo es un árbol ” de Marcos Ana, en el que con sencillez poética cuenta una vida dedicada a la lucha antifranquista y a la solidaridad la suya- ha tenido el éxito que era de esperar, pues entre los miles de libros en los que se cuenta la terrible represión fascista española, éste es uno de los más importantes que pasará a ser el arquetipo de esa historia. Se ha presentado en toda España y en numerosos países americanos y europeos -traducido ya al portugués y el italiano, y estándose ultimando la traducción al francés-. Me cabe el honor de haber participado en la primera presentación del libro, que lógicamente fue en la fiesta del Partido Comunista de España, para después hacerlo en la oficial en el Circulo de Bellas Artes de Madrid y posteriormente en las Universidades de Málaga, Cádiz, y Granada, así como en el Ateneo de Cádiz y en la Fundación Antonio Gala de Córdoba. No podía ser por menos el que fuese yo quien hiciese esas presentaciones porque, a partir de un ya lejano 1º de mayo en una manifestación en París, conocí a Marcos, y ese encuentro cambió mi vida.
En mi primera conversación con Marcos Ana, hablamos del Partido Comunista, de la lucha contra Franco y del movimiento obrero entre la inmigración española en Europa. Le expuse mis reticencias sobre lo que yo había visto -sin gustarme- en mis viajes a la Unión Soviética y a los Países del Este. Él, que su labor, además de ser miembro del Comité Central del Partido, se dedicaba fundamentalmente a un organismo que había creado que se llamaba CISE (Centro de Información y Solidaridad con España), que presidía Pablo Picasso y en el que colaboraba Angelita Grimao, la viuda del héroe asesinado por Franco. Me explicó en qué consistía su misión: ayudar a todos los que llegasen a Francia huyendo del franquismo, cualquiera que fuese su ideología, aunque evidentemente, en su mayoría comunistas, que eran los que más luchaban. Me explicó que los veranos sacaban de España a cuantos hijos de presos podían y les llevaban a las playas del Mar Negro en la Unión Soviética o de Rumania y Bulgaria. Organizaban también en Paris toda clase de actuaciones públicas en solidaridad con la lucha del pueblo español por su libertad, para lo que contaban con la colaboración desinteresada de numerosos artistas. Esta labor me pareció magnífica. Desde el primer momento le ofrecí mi más absoluta colaboración. Me llevó para que conociese las instalaciones del CISE. No tenían local propio, sino que, tenían una mesa en un pasillo de los locales del Movimiento francés “Socorro francés” , organismo reconocido públicamente por las autoridades francesas y que evidentemente dependía del Partido Comunista francés. Al ver aquella situación lamentable para tan importante misión, le ofrecí mi desinteresada aportación para que se adquiriese en compra o en alquiler un local propio.
Marcos Ana, es persona inteligentísima, viva, culta, muy leída, que, ya entonces, había viajado por todo el mundo en su misión de solidaridad, pues no en balde él también era junto con Fabriciano Roger, uno de los presos políticos más significativos del franquismo. Marcos, detenido cuando tenía apenas 18 años, había sido condenado a dos penas de muerte y había permanecido más de veinte años en la cárcel, en Madrid, Ocaña, y el Penal de Burgos. También había salido de la cárcel debido a la presión internacional, y fue recibo como héroe en numerosas ciudades de Europa y América. Es además un magnífico poeta. Pero es, sobre todo, una magnífica persona, lleno de sensibilidad y ternura.
Marcos Ana me presentó a Santiago Carrillo. Abandoné bufete y negocios, y puse todo mi patrimonio y mi vida al servicio de la lucha de aquellos heroicos luchadores que mantenían la bandera de la libertad para liberar a España de la dictadura fascista. No es aquí el sitio de contar lo que fueron esos doce años de mi vida, que para mí, valen más que todos los otros vividos, antes, y después de conocerles. Esos doce años son quizá una época, o quizá solo un breve instante. ¿Qué es ese instante que separa la vida y la muerte? También en un instante se es héroe o cobarde. ¡Es tanto un instante en la vida de un hombre….! En aquellos años y en los anteriores- cada instante podía ser el último. Era el momento de la verdad real de las cosas, quizá incluso más allá de las cosas. De nada me arrepiento, y volvería a hacerlo mil veces que me encontrase en esas circunstancias.
Volvamos, entonces, a Marcos Ana.
Recojo a continuación un breve resumen biográfico suyo. Su verdadero nombre es Fernando Macarro Castillo. Nació en una pequeña aldea de Salamanca en 1920, en el seno de una familia muy pobre de jornaleros del campo. Desde niño conoció toda clase de privaciones, y, también, los ideales tan apasionantes: católico en su infancia, socialista en su juventud, comunista hoy. Su vida fue una pasión constante en defensa de los oprimidos y desheredados.
Pese a su corta edad vivió y luchó del lado republicano durante la guerra civil española. Al terminar ésta, en 1939, fue detenido en el puerto de Alicante junto a millares de demócratas, torturado y condenado a muerte. Permaneció encarcelado DURANTE 23 AÑOS ininterrumpidos. Toda su juventud y la mitad de su vida. Los últimos 16 años de su cautiverio los cumplió en la Prisión Central de Burgos.
Fueron las prisiones su verdadera Universidad, donde estudió afanosamente y escribió los poemas que le hicieron popular en el mundo (prohibidos y casi desconocidos en España) y que contribuyeron a desencadenar una campaña internacional de solidaridad en su favor. Recobró la libertad el 17 de noviembre de 1961. Los poetas Rafael Alberti y Pablo Neruda destacaron en esa campaña, extendiendo su nombre y defendiendo su vida.
Al ser liberado, Marcos Ana recorrió toda Europa y gran parte de América, siendo recibido en Parlamentos y Universidades, en grandes concentraciones populares, con algunos Jefes de Estado y las personalidades más diversas, entre ellas, la Reina Madre, Elisabeth de Bélgica. En Paris, tal como hemos dicho fundó y dirigió el CISE, (Centro de Información y Solidaridad con España ). Picasso aceptó la presidencia de honor, y junto a otras personalidades de la cultura y la política europeas, organizó la defensa de los Derechos Humanos, la acción por la Amnistía general y la ayuda moral y material a toldas las victimas de la represión política.
Regresó a España a finales de 1976 y se presentó por Burgos en las primeras elecciones democráticas, como homenaje a los miles y miles de presos políticos que sufrieron en el Penal de nuestra ciudad. Encabezó la lista de candidatos del Partido Comunista, al que pertenece, y es miembro de su Comité Central.
Pese a su largo cautiverio, Marcos Ana no salió marcado por el resentimiento, y en todas sus actuaciones públicas y políticas, en sus poemas, en su vida, su amor a la libertad aparece siempre ligado a su amor a España, a la reconciliación de sus hijos, y a la necesidad de acabar con las trágicas consecuencias de la guerra civil. Tiene escrito y repetido en mítines:
- La venganza no es un ideal político ni un fin revolucionario. Yo quiero el triunfo de la democracia, para acabar con el odio y el fratricidio, para que todos los españoles podamos vivir pacíficamente, coincidir o discrepar en la defensa de nuestras ideas sin tener que degollarnos los unos a los otros. Ya se ha derramado bastante sangre en España. La democracia debe traernos la libertad y la seguridad a todos los españoles.
En otro párrafo de sus discursos electorales en Burgos dijo:
- La única venganza a la que yo aspiro es a ver triunfantes los nobles ideales de libertad y justicia social, por los que hemos luchado y por los que millares de demócratas españoles perdieron la libertad o su vida.
(Estos dos párrafos, que más o menos con esas palabras pronunció en sus mítines, aparecen ya recogidas en un periódico de un discurso que Marcos Ana pronunció en el Mahatma Gandhi en Londres, nada más y nada menos que en julio de 1962 cuando en la España franquista se seguía asesinando, torturando y privando al pueblo de los más elementales derechos del ser humano, como son la libertad de expresión, de reunión, de asociación, o el más elemental de todos que es el de la vida)
El 8 de agosto de 2004, recibí el escrito que transcribo:
“ BREVE HISTORIA Y PORMENORES DEL CISE”
Cuando Marcos salió en libertad, el aparato clandestino le sacó de España. Llegó a Paris y después de un acto de bienvenida en los Salones de la UNESCO y de pasar unas semanas entre médicos (pues fue más duro y difícil que resistir en la cárcel el proceso de su adaptación a la libertad y la vida), pasó a ocuparse de activar el frente solidario, lo que era muy gratificante para él, pues se consideraba un hijo de la solidaridad.
En los primeros años el Socorro Popular Francés (SPF) le dejó un despacho en su sede de trabajo, desde allí coordinó la defensa de Julián Grimao y otros procesos de la época y empezó a organizar la solidaridad moral y material con los presos y sus familias. Era un Centro solidario, embrionario e impreciso, cerrado y no público, sin muchos recursos y con una proyección limitada.
Además, en aquellos años, Marcos se pasaba el tiempo viajando, llevando el mensaje de los presos a Europa y América, en giras apasionantes y necesarias, pero que impedían la continuidad y la progresión de la actividad del Centro de solidaridad.
Cuando Marcos comenzó a trabajar en el despacho que le ofreció el Socorro Popular Francés, solo le ayudaba Carmen Julián, una camarada que le envió el Partido. En el CISE, en cambio, llegaron a trabajar más de 20 personas, además de los que formaban el núcleo permanente de dirección, que lo componían, Marcos como responsable, Ángela Grimao como tesorera, Manuel Gimeno, en organización, Miguel Ibarrondo (Cocolo), encargado del Boletín y la propaganda y la escritora francesa Nicole Thevenit (Nicky) al frente de la Secretaría, y el abogado francés Pierre Brandon como Presidente oficial, y un voluntariado de muchachas y muchachos, estudiantes, universitarios, enfundados en la blanca camiseta del CISE, que llevaba el dibujo de Picasso, el prisionero y la paloma, sobre el pecho.
También profesores franceses y exiliados perseguidos en España trabajaban temporalmente en el CISE hasta que los documentaban y estabilizaban su situación laboral.
En poco tiempo el CISE se hizo popular y se crearon secciones de CISE en otras ciudades de Francia y Europa.
El, 6 de abril de 1974, se celebró en un teatro el Primer Congreso del CISE, al que asistieron comités de solidaridad de toda Francia y una delegación de mujeres de presos políticos, llegada de España, entre ellas Josefina, la mujer de Marcelino Camacho.
En los Estatutos que se aprobaron se resumía así su función: “El CISE es un movimiento independiente de solidaridad de todos y para todos. Sin exclusivas, todas las víctimas de la represión franquista merecen ser ayudadas y defendidas.”
“El CISE aspira a convertirse en una potencia solidaria, en un movimiento independiente, amplio y moderno, con medios calificados y originales”.
“El CISE es un Centro de solidaridad para organizar y promover la ayuda política y material con los presos políticos y sus familias y con todas las víctimas de la represión franquista, sin discriminación alguna”.
“El CISE es, a la vez, un Centro de información para denunciar y poner en evidencia constantemente el carácter y las prácticas fascistas del franquismo, y facilitar e impulsar la movilización de la opinión pública contra la represión, por una amnistía general y la libertad de España”.
El CISE también se preocupaba de organizar las vacaciones de los hijos de los presos, que eran acogidos cada año en diversos países europeos.
La solidaridad material se lograba difundiendo listas de los presos políticos y las direcciones de sus familias para que fueran apadrinados y ayudados directamente. También a través de colectas populares, además de la cotización de los socios del CISE y otras iniciativas, como venta de cuadros, etc.
En el terreno de la información, el CISE tenía en el sótano del local, sus propios medios de impresión, con los que editaban, en francés y español, un Boletín de Solidaridad, y se imprimían llamamientos urgentes, denuncias de las torturas y los procesos en marcha, fotografías, etc.. En todos los procesos contra demócratas españoles la solidaridad del CISE estuvo presente, desde el 1001 de CCOO, al proceso de Burgos contra los jóvenes vascos, o del joven anarquistas Puig Antig, etc.
El CISE mantenía relaciones con numerosos comités hermanos en el mundo y en Francia, especialmente, con la Conferencia de Europa Occidental por España y con el Socorro Popular Francés, intercambiando informaciones e iniciativas.
Hubo iniciativas del CISE muy originales, como las 6 HORAS POR ESPAÑA, un concierto popular en el Palais des Sport de París, que se llenaba cada año, en el que participaron conocidos artistas de Francia y el extranjero: Tehodorakis, Guy Béart, Moustaki, Daniel Viglietti, el Grupo Magic Circus, Juliette Greco, Paco Ibáñez, Alan Stivell, Los Indianos, Dina Rot, presentados por conocidos actores, entre otros Ives Montand, Simone Signorets Michel Piccolí, Delphine Seyrig y Jean Marie Volonté .
Se hicieron réplicas de las 6 HORAS POR ESPAÑA en otras capitales francesas y en Milán y Bruselas.
En el propio Salón del CISE se celebraron numerosos actos, abiertos al público, como los homenajes populares a Rafael Alberti y María Teresa León, que llevé a París, prestando mi “Lirismo del Alfabeto” de Alberti, que estuvo expuesto conjuntamente con unos decorados pintados por Kokochinski que permanecieron expuestos en los salones del CISE durante más de un mes. Se celebraron también homenajes a familias de presos, a Marcelino Camacho, que se emocionó cuando se proyectó la secuencia del Proceso 1001 hecha con una cámara que el CISE pasó clandestinamente a la cárcel de Carabanchel.
Se hicieron exposiciones, se proyectaron tres películas prohibidas en España, es decir, se tenían actividades públicas diversas para darse a conocer, prestigiar su labor solidaria y conseguir nuevos adeptos a su trabajo.
Una prueba de la efectividad alcanzada por el CISE es que sufrió dos atentados, uno brutal, la madrugada del 6 de junio de 1975. De un bombazo volaron la puerta principal y tirotearon las vitrinas de los escaparates, causando grandes destrozos. Al día siguiente, se fue formando espontáneamente una cola de ciudadanos franceses para firmar en un libro su condena al atentado y aportar su dinero para la reconstrucción del CISE.
Se colocó un cartelón grande tapando parte de la fachada y el escaparate con una inscripción que decía: “por aquí ha pasado la policía franquista”. El Prefecto de la policía e incluso los vecinos del inmueble soportaron solidariamente aquella acusación contra la dictadura franquista. De nada sirvieron las protestas de la embajada de Franco. Al cabo de casi dos meses, la policía rogó que se quitase la pancarta y se montase el cristal del escaparate.
Lo más importante es que por primera vez, había un Centro legal, abierto, en París, donde la gente iba por información y a entregar aportaciones. Y, sobre todo, que los perseguidos políticos que huían de España, sin necesidad de citas clandestinas, o deambular perdidos sin saber dónde dirigirse, encontraban en el CISE su primera solución. Allí se les acogía, les ayudaban a arreglar sus papeles ante la policía francesa, les avalaban su condición de perseguidos políticos, incluso les ayudaban a encontrar trabajo, y, mientras tanto, les sostenía económicamente .
Detrás de cada dato hay hermosas historias y anécdotas muy humanas. Lo que cuento del CISE, es un poco esquemático, pero sirve para hacerse una idea de lo que fue.
Tal como digo, detrás de cada dato de mi pequeño resumen, hay hermosas historias y anécdotas humanas.
Extracto una larga carta del matrimonio Alberti:
“ Querido amigo nuestro, de Rafael y María Teresa: Hoy sabemos lo que es el júbilo. Estamos contentos.
Has salido de los años amargos de tu juventud intacta. Estrenas la vida. Has ingresado por la puerta grande al amor de tus gentes: tus gentes somos nosotros, tu familia, la que sufría esperándote….” “Tus palabras rítmicas eran las voces al unísono de muchos, la angustia de las casas sin fuego de hombre, las mujeres sin cobija de varón, los niños llenos de preguntas sin respuesta….” “Así, tu nombre pasó de boca en boca desde la Universidad hasta la pequeña reunión de vecinos. Eras para estas mujeres el hijo que le salió poeta, tal vez el amante encadenado. España, algo olvidada en sus contornos físicos por todos nosotros, hijos del alejamiento, resonaba por ti otra vez. Tu voz nos permitía descubrir a las gentes una generación española nueva. Era la generación blanca, los hijos de vencedores y vencidos que se unían. Estabas entre ellos. Nos llegaron libros y libros de poetas. Habían puesto la mano sobre España y temblaba.”
“ Pongo la mano sobre España y, quema…..” Dice López Pacheco,
“ Pongo la mano sobre España y tiembla….”
“Tu estabas en tu patio, y ellos en el ancho patio carcelario de fuera, temblaban y coincidían. Su voz y tu voz eran el mismo llamamiento. Resultaba emocionante ver levantarse, paladines del futuro, a los jóvenes poetas de España”. “Era nuestra simiente la que se levantaba y nos sentíamos orgullosos. Ahora estás a su lado. Sabemos que difícil es andar la ancha tierra de la Patria cuando parece ajena, pero estás, pisas barro español, nuestro barro, el primero de la estirpe, aquel modelado con errores, lágrimas, sangre, fe y amor. Sabemos que tu paz interior ya no depende de ti sino de nosotros”…. “ La normalidad española, que quiere decir la continuidad de la historia de una Patria común, el hacer marchar el reloj, sacándolo de esa hora de la indiferencia, el conformismo, la ocultación y la mentira donde está, hacer que España recobre el paso, despierte su instinto vital, se sacuda opresiones y los españoles marchen juntos hacia objetivos nacionales y sociales e históricos que sienten ya latirles en las venas. Ahora que andas libre, Marcos Ana, piensa alguna vez en nosotros” … “Lo que deseamos de ti, Marcos Ana, es tu poesía. Sigue dándonos tu voz, sigue diciendo a las gentes la tragedia de España, que nosotros seguiremos tendiendo la mano de las gentes, deteniéndolas: ¡eh!, ¿no ven ustedes? Miren, en mi mano derecha están dos lágrimas que ningún viento pudo secar, se llaman: España”
“Hasta pronto amigo, hasta pronto. Te besamos como Besaríamos a Antonio Machado, a Federico, a Miguel …… Estamos orgullosos de ti. La limpieza de su sangre valiente nos regocija. Te queremos y estamos orgullosos de decírtelo. Tus Rafael y María Teresa”.
A esta carta, acompañaron una también amplia nota que termina diciendo: “ Que no vengan ahora los hábiles en provocar rencillas atemorizando a las gentes. La guerra civil española ha concluido y la liberación de España debe ser obra de todos los españoles. No necesito decir que cerca estamos de todos ellos estudiantes, intelectuales, obreros andaluces, vascos, asturianos, catalanes…. Siempre causa sorpresa la llegada de la aurora. Es un prodigio al que los hombres no se han podido acostumbrar. Desde la raya de esa incertidumbre, pero seguros de que los rosados dedos del alba tocarán el dulce rostro de España, (1) te abrazamos de nuevo.
Por su parte, Pablo Neruda escribió la siguiente carta a Marcos Ana:
“Santiago de Chile. Enero de 1962.
“Quiero enviarte, Marcos Ana, algunas palabras, y qué poca cosa son, qué débiles las siento cuando se enfrentan a tu largo cautiverio, qué poca y pequeña luz para la sombra de España! Desde aquellos días en que perdimos -los pueblos y los poetas- la guerra, perdimos también todos gran parte de la poesía, y muchos perdieron o la vida o la libertad. Así se me murieron muchos poetas y sufrimos también nosotros tormento y muerte. Añadimos una cruz y otra cruz a la necrología de este tiempo y estas cruces las trazamos en nuestro propio pecho para que no pudieran olvidarse. Les reprochamos a todos el olvido que nosotros no aceptamos, nosotros lo que continuamos heridos.
Por eso, cuando sales a respirar la pobre libertad española, qué poco significarían estas palabras si no llevaran en ellas tu propia pasión, la misma lucha tuya y nuestra común esperanza. Tu eres el rostro que esperábamos, resurrecto, resplandeciente, como si en ti volvieran a vivir luchando los que cayeron.
Te recibimos en la ardiente poesía militante que seguirá peleando porque no tiene sílabas sino sangre. Te abrazamos con infinita ternura y con la viva fraternidad de quienes siempre te esperaron. Pablo Neruda”.
(1) Metáfora que emplea reiteradamente Homero en la Odisea. Ejemplo en el principio del Canto Segundo y Canto Cuarto de la Odisea. Páginas 304 y 329 de la edición de J. Pérez del Hoyo. Madrid 1970. Nota del autor de éste artículo-
Sí, Marcos es el poeta de la cárcel. Es la poesía de la cárcel, de la injusta prisión de quienes sólo habían cometido el delito de luchar por la libertad de su Patria contra un enjambre de hordas negras y asesinas, defendiendo la legalidad de una República que había elegido bulliciosamente y en paz el pueblo español el 14 de abril de 1931. Tanto Alberti como Neruda me dijeron una y otra vez, siempre que les hablé de Marcos Ana, que no conocían un poeta que hubiese cantado con tanto sentimiento sus largos años de cárcel, y tampoco, que a pesar de las torturas, las penas de muerte y la cárcel, no dejase de tener siempre una palabra de reconciliación.
En el año 2004 escribí una carta a Marcos en la que, entre otras cosas, le decía:
“Tu vida y tu obra. Toda tu obra, no solo tu poesía, me ha hecho meditar. ¿De dónde sacas la fuerza para mantener la antorcha de la fe y la esperanza en tus ideales -que siguen siendo los míos, aunque yo ya no tenga fuerza para mantener encendida esa antorcha?-
De niño luchaste con las armas en la mano en esa gesta gloriosa que fue nuestra guerra civil. Y la perdiste la perdimos todos-. Fuiste preso, torturado, condenado a muerte, encarcelado más de 20 años -toda una vida- y cuando saliste, o mejor dicho, cuando te arrancó de las garras del fascismo la solidaridad internacional, dedicaste tu vida a esa misma solidaridad -a esa y a todas las solidaridades- para con todos los pueblos y todas las injusticias. Viste hundirse la Unión Soviética y los regímenes comunistas que dejó a su paso victorioso el ejército rojo. (Quizá, porque no fueron revoluciones de sus pueblos es por lo que fracasaron). Y tú seguiste en la brecha. Te presentaste a Diputado por el Partido en la ciudad de Burgos, y sus gentes olvidaron el penal y tus sufrimientos. Quizá comprensible porque el pueblo estaba a otra cosa. Y tú seguiste en la brecha. Ahora, yo te pregunto, hermano del alma y de la idea:
¿Tiene razón Vázquez Montalbán, cuando dice que los comunistas españoles fuimos la mitad tontos y la mitad cómplices? ¿O tiene razón Irene Falcón, cuando a pesar de todos sus sufrimientos, termina el libro “Asalto a los cielos” diciendo: “El Comunismo, como el feminismo, si no existieran habaría que inventarlos. ¡Salud!. Te ruego hermano que me escribas unas líneas diciéndome qué piensas, qué has pensado con todo lo que has vivido. Dime qué es lo que te sostiene en esa lucha que aún mantienes, yendo de allá para acá, acompañando brigadistas, o asistiendo a actos de solidaridad. Dime Marcos querido, ¿por qué no descansas?. ¿Qué es lo que te hace permanecer despierto? O es quizá que sigues la máxima que me pusiste hace ya muchos, muchísimos años en otra dedicatoria: “Incluso entre los muros de una prisión, era posible la alegría. El arte de la felicidad, es el arte difícil, y a veces costosísimo de estar conformes con nosotros mismos”. Por favor Marcos, escríbeme tu secreto. Con el abrazo más entrañable,” Me ha contestado escribiendo “ Decidme cómo es un árbol”. No he podido tener mejor contestación. Ahora que, con toda justicia, se está pidiendo para Marcos Ana el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, que es un premio de gran prestigio internacional independientemente del nombre que lleve. Todos debemos poner nuestro máximo esfuerzo para que se le conceda. Nadie tiene más méritos para obtenerlo. Marcos, en la cárcel, torturado cruelmente y esperando cada noche durante años si había llegado la suya de ser llevado a la tapia de los fusilamientos, autodidacta en esa Universidad del pueblo, escribió versos sin rencor y ofreció su mano a los que le tenían entre muros.
No solo Marcos Ana se merece el premio Príncipe de Asturias, sino que, nadie mejor que él ha hecho méritos para que se le conceda el premio Nobel de la Paz. Se lo pedí en 2006 en la introducción de mi libro y, aunque en el Partido se recibió con entusiasmo la propuesta y se decidió hacer una campaña para conseguirlo, luego, como por desgracia pasa con tantas cosas, se dio pie al olvido.
Para terminar, un ruego a los dogmáticos de siempre: no aleguéis para oponeros a que Marcos le acepte el premio, porque lleva el nombre de un príncipe, que todos los republicanos esperamos que nunca llegue a ser Rey. El premio es a la concordia. Marcos y todos los comunistas que aceptaron la reconciliación nacional cuando estaban siendo machacados y asesinados son merecedores del Premio a la Concordia. . Reconocerlo hoy es hacer justicia. Si se consigue será un activo más del Partido.
Quiero recordar que también cuando Pablo Neruda fue galardonado con el Premio Nobel, y ante las presiones de los dogmáticos de siempre, llegó incluso a dudar de si lo debía aceptar, el Presidente Allende le escribió pidiéndole encarecidamente que lo aceptase, pues con ello prestaba un gran servicio al proceso chileno. Neruda pronunció en 1971 un magnífico discurso en nombre de los premiados ese año. Lo hizo ante el Rey de Suecia. Terminó su discurso con estas palabras: “ aquí estoy con mi poesía y mi bandera” Evidentemente la bandera roja era la que recibía el Premio Nobel. Marcos podría terminar su discurso al recibir el premio diciendo también que allí estaba con su poesía, con sus banderas, la roja y la de la solidaridad