31/01/2010

Cualquier opositor al régimen sabía además que aquellas amenazas no se quedaban en mera retórica sino que constituían normalmente el anuncio de una represión que se aplicaba con manifiesta discrecionalidad, asimilando a la condición semita, masónica o marxista a todo el que luchara por el restablecimiento de las libertades o se atreviera a discrepar. Que esa inquina se manifestara contra las fuerzas de izquierda en general y contra los comunistas en particular -el adversario por antonomasia durante la guerra civil- tenía todo su sentido y no requiere explicación alguna.